El fino y delicado sonido que tiene el acero de una navaja al cortar la piel… ese dolor que te hace escuchar el triple.. ese dolor al que es imposible resistirse… ese dolor que te hace sentir vivo.. porque lo puedes controlar.. y al final; ya no es doloroso, al contrario, es bastante placentero.. ese frío de muerte al contacto con un objeto filoso y destructivo… el hecho de saber que nadie puede hacerte daño… por que el dolor ya es parte de ti… está en tus manos… es una esfera de poder… que crece conforme tu lo creas necesario… porque en verdad es una necesidad… transformar algo destructivo en todo lo hermoso que nos rodea… sinceramente no cualquiera puede hacerlo… controlar algo indomable…ser los únicos capaces de sentir esa emoción… ese dolor y esa final satisfacción… cuando adentro ya no hay más lágrimas, cuando te has secado.. cuando estás harto de todo el mundo y lo único que quieres es una salida.. o una entrada; una puerta a un lugar en el que tú seas el dominante, en el que tú seas el que hiera, y no el lastimado… ese lugar se encuentra fuera de ti.. fuera de tu alma.. lejos de tu piel…no piensas con claridad… estás perdido en un pensamiento único… inalcanzable para los demás… y sin embargo percibes el frío metálico, el leve sonido que te dice que esa muralla que retiene tu sufrimiento, envenenándote…se ha roto y ahora eres tú quien tiene el control de las cosas, no necesitas de nadie más.. nada más es importante.. y en esos minutos obscuros ves la luz… y tienes la visión más enternecedora y placentera de tu vida: la sangre.. ese líquido rojo que emana por voluntad propia; como vivo, de la herida que tú acabas de provocar y que sólo tú podrás cerrar… no te duele, lo disfrutas.. el ver correr la sangre fuera de ti.. eliminando tus angustias… y haciéndolas deliciosas… . se te antoja.. y ahora variarás… más profundo, más intenso… ahora conoces varios tipos de dolor… o ¿debería decir placer? Porque a decir verdad no hay nada más placentero que el sentir cómo tu frágil exterior se quiebra, liberando esa pena que con tanta pesadez cargas… ese frío intenso… seguido de un calor pasional y el sonido, el sonido, cómo olvidar aquél fino y delicado sonido… infra sónico; apenas perceptible a tus oídos… ese sonido que te eriza la piel… un escalofrío de placer recorre tu espina, lo gozas… gozas de ese sonido que es únicamente para ti… y luego.. después de estos contrastes monocromos… llega la luz… primero una suave línea se dibuja en tu piel….. se siente una leve brisa sobre ella, y a continuación se abre.. como se abriera el cielo para dejar caer a los ángeles.. y el infierno para recibirlos…. Lentamente esa línea se separa cada vez más, hasta que una tímida gota de ese vital líquido brota, pero no está sola… la acompaña otra y otra, y otra más… se van juntando.. ese color encendido, cuyo esplendor permanece reflejado en tus pupilas durante una gran cantidad de espacio… ese candor te apasiona, contemplas el fino hilo que se forma… que cae, que recorre haciendo un surco de falsa ilusión y esperanza en tu ya tan maltratado y cenizo muro defensor de un mundo cruel y vacío que te separa de la realidad que tanto odias y en la que día a día inconscientemente te consumes…hasta que ya no resistes más… esa excitación de saber que pasará te consume.. y lo haces… pruebas una de las perlas rojizas, resbala por tu lengua hacia tu garganta.. infectándote de tu propio veneno..y sin embargo ¡qué bien sabe! Ese toque metálico en tus labios…. Esa humedad mortífera tocando tus labios… la adoras… no lo puedes evitar.. y lo sabes, tú sabes que eres dueño de la situación.. sabes que podrías detenerte cuando quisieras, el problema o cuestión es que no quieres, no deseas parar en esta ardua y satisfactoria tarea de desintoxicación y re-intoxicación, por el contrario, no te es suficiente, quieres más, ansías mucho más… necesitas todavía más. Pero sabes también que ha sido suficiente por hoy… lo dejas, te detienes… cortas tu placer a la mitad… pero sabes que estuvo en ti todo el tiempo, que tú lo haz decidido… y ahora, ¿qué sigue? La diversión todavía no acaba… tampoco el sufrimiento… ahora debes ocultar tu oscuro y secreto placer al mundo… no lo hablarás, no lo mencionarás y no lo mostrarás.. sin embargo la adrenalina es muy fuerte y te empuja a buscar un poco más de acción… en tu juego de las escondidas… ya no eres el único que juega, los que te rodean también se unen… preguntan cosas que no pretendes entender.. deciden por ti y cuestionan algo que no está en sus manos, pero que sin embargo critican como si lo hubieran experimentado también. Pronto te das cuenta que quieres repetirlo, necesitas hacerlo; se ha vuelto un vicio. Esta vez no será una línea.. una gota, ahora serán dos líneas.. o ¿porque no tres? ¿Por qué no llenas un recipiente entero con aquel vital líquido delicioso y pasional? Si, ya lo habías pensado… de hecho no ha pasado ni un minuto de este espacio en que no pienses en eso… ¿otra técnica tal vez?, ¿otro lugar?, ¿otro instrumento? Es cuestión de experimentar y probar; a fin de cuentas, quién controla la acción, quien la inicia y quien la termina eres tú, nadie más… y hablando de ese nadie más… ellos aún no lo saben.. pero cuando lo sepan.. cuando se hubieron enterado… ¿qué pasó? El sufrimiento regresó.. como una burla del destino, como una lágrima negra desperdiciada hace tiempo y entonces caes… tu euforia despierta a la realidad… tu embriaguez de placer y pasión termina… esa adicción a tu propio dolor; a tu propio veneno… en verdad te consume… cada latido te tira, cada suspiro te vuela, cada mirada se clava en tus ojos… ya no es placentero.. ahora duele más que antes…te sientes atado… sientes las cadenas en tus brazos, alrededor de tu dolida piel, no las soportas… sufres, lloras polvo… no sangras, no gritas… te quemas por dentro… incapaz de exhalar esa frustración.. la tragas… te la quedas… te envuelve, te degenera… y te quejas.. te arrepientes.. juras ante un Dios falso que jamás lo harás de nuevo.. sin embargo aún eres mitad hombre… y ese juramento absurdo no basta… no lo cumples… no hay un trato que te valga.. la necesidad de ese dolor te avienta… te salva… porque sabes que en ese dolor.. en esa esfera de sufrimiento único y liberado estás seguro.. seguro de los demás.. seguro del mundo, seguro del amor y del odio; seguro de ti mismo.