Monday 11 February 2008

aun no está completo...pero a ver q les parece... comenten!!

Los muros de mi habitación bañados en sangre…
El tenue resplandor rojo anuncia el fin del ocaso y mi largo letargo es interrumpido. Abro lentamente los ojos y regreso a la realidad… a la fría oscuridad de mi lugar de reposo. Lo abro, me incorporo…hay cierta humedad en el aire, sin embargo no la percibo como tal, estoy muerto… Todo está oscuro, sin embargo distingo cada objeto a mí alrededor. Las aves han cesado sus cantos y los roncos graznidos de los cuervos confirman el anochecer. Los aullidos distantes sugieren luna llena (mi estado lunar favorito). Salgo de mi habitación, subo una escalinata de piedra y atravieso un largo corredor repleto de retratos de mis ancestros, y algunos propios, hasta el salón principal. Hay una ligera brisa que entra por las ventanas, sin embargo siento un calor en mi interior, una sed infinita, un deseo ardiente, necesito alimentarme. Con una capa larga y algo de polvo, intento disimular mis lúgubres y mortecinos rasgos, sin embargo no hay mucho por hacer. Salgo de mi morada e intento ser uno más entre la multitud. Camino evitando cualquier contacto visual con los mortales. Sigo hasta la parte más antigua de la ciudad; está casi desierta. Me dirijo a una plazuela semiderruida justo entre un viejo templo y el mausoleo; cuyos cimientos guardan catacumbas de hace ya más de dos siglos. Ahí me detengo a observar y mientras una cascada me viste de plata, pienso en aquel al que amo…y en los horrores que nos aguardan esta misma noche para lograr una eternidad hermosa, pero para hacerlo es necesario dañarlo: el aún es mortal. No es mi deseo el verlo sufrir, pero es necesario algo de dolor y agonía para que el trato se cumpla… no sé si podré hacerlo, no creo estar preparada.
Ahí viene, se acerca, es tan hermoso, tan perfecto, ¿cómo es que siempre lo encuentro en mi camino?, quisiera acabar con esta maldita obsesión, pero no puedo, no tengo ningún control sobre ella. Su cabello negro contrasta con la lluvia de plata, y sus cabellos, seducidos por el viento emiten el eco de mi deseo. En sus ojos se reflejan las llamas del infierno ardiente, y es curioso, ya que hacen par perfecto con los míos, que reflejan los azules hielos del inframundo…y sé que lo amo, aunque no estemos juntos, aunque seamos tan parecidos, que llegamos a ser diferentes, yo lo amo, yo lo deseo, lo que daría por tenerlo a mi lado, por sentirlo cerca de mi, por tenerlo, por que sea mío, por entregarme a él en cuerpo y alma, pero eso no es fácil, ambos necesitamos sufrir . Por él, renunciaría a todo, a la belleza, a mi alma, a mi mente, a la vida misma, pero después de seiscientos siglos renunciar a la inmortalidad, me mataría…de nuevo.

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